viernes, 28 de febrero de 2014

Apropiación y cultura. Una aproximación a su carácter histórico.


Santiago de Chile 7 de julio de 2013
Apropiación y cultura:
Una aproximación a su carácter histórico.
Omar Muñoz R.

Resumen.
La apropiación y la violencia forman parte de la razón de ser del capitalismo, sea como expresión de la cultura o como mecanismo económico, los medios para llevarla a cabo pueden cambiar pero su lógica es la misma: una minoría se apropia de lo que otros producen y se contrapone como conducta general, la competencia, frente a la colaboración y la construcción de confianza. Se puede mirar fijo la luz que trae tu nombre, sin esperar nada...pero mirar y esperar en ese tiempo infinito que no pasa por que nada llega. No hay luz no hay nombre solo espara
 
Introducción.
La apropiación es un proceso histórico que fundamenta la aparición del capitalismo, según Carlos Marx tal proceso es universal en cuanto representa el control de la base material de subsistencia de la  sociedad, ninguna sociedad dentro del capitalismo ha escapado ha dicho proceso, en Humberto Maturana la apropiación deviene además en condicionantes culturales que va a marcar no ya el hecho económico sino el modo de vida a partir del sistema de relaciones humanas que va a prevalecer a partir de la instauración del pastoreo, ambas visiones parecerían ubicadas en su validez en los inicios de la historia del capitalismo, en todo caso, para muchos observadores no susceptibles de validez en nuestros tiempos. Sin embargo, la lógica de la acumulación del capital, si bien ha valorado y reconocido la presencia de elementos culturales, como la construcción de comunidades cívicas a partir de la valoración de la confianza, no ha podido deslastrarse de los elementos perversos que la dinámica del capitalismo representa y ha mostrado en los últimos años, es decir,  su carácter depredador y violento a partir de la primacía del capital financiero y su carácter confiscatorio de la riqueza creada, tarea que quedará por demostrar a partir de los estudios que se hagan de los movimientos protestatarios de USA y Europa donde se denuncia que el 1%  de la sociedad confisca la riqueza del 99% restante. Sin pretender agotar el tema, pudiéramos entonces aproximamos a él como un ejercicio que nos permite ubicar y manejar en un marco más amplio la tesis del Dr. Maturana sobre este aspecto. 
 
Maturana y la apropiación.
1.- En el texto El sentido de lo Humano (1)  hay una entrevista titulada “Convivencia, aceptación y creatividad”, en la que la Dra Simi Nisis hace a Humberto Maturana y que, como eje central, maneja   el devenir de la cultura  patriarcal en  el desarrollo de la humanidad, que subsume la cultura matríztica y que a nuestro juicio se corresponde con dos hechos históricos de marcadas relevancias en los debates que desde las ciencias sociales, alrededor de la historia y la economía, han tenido preeminencia en el estudio para el entendimiento de lo lógica de las sociedades de nuestro tiempo, nos referimos con ello al inicio de la fase capitalista del desarrollo humano y a  las diferencias en el desarrollo del territorio a partir de la vigencia de modo de vida desde distintas prácticas culturales.
Para Maturana, el desplazamiento de la actividad agrícola y recolectora a la pastoril produjo cambios significativos en el modo de vida de las comunidades que la ejercían, en primer lugar se rompe la primacía de la cultura matríztica como modo y forma de vida asociada a la actividad agrícola y recolectora como medio material de proveerse la subsistencia como especie, dando paso a la forma pastoril donde va a privar la apropiación de las especies animales migrantes, frente a los elementos de la naturaleza animal con quienes compite por esa apropiación, en términos culturales como sociedad nos estamos desplazando entonces de un modo de vida fundamentado en la cultura matríztica a un modo de vida caracterizado por una cultura patriarcal
 
“El resultado es que el niño crece en una infancia matríztica en la que valora el respeto al otro, la colaboración, la belleza del cuerpo, la armonía de lo natural, y pasa a una vida adulta patriarcal en la que se valora la lucha, la competencia, y el control del mundo natural, la apariencia y el engaño” (ob cit pág. 55).

Para Maturana la matríztica está asociada al hecho primigenio de la vida, tal como lo asume el DRAE, en su acepción No 7, como  entidad principal, generadora de otras”, cuyos atributos son conferidos a la mujer como hecho biológico aun cuando la práctica del quehacer de  madre, no es exclusivamente femenino, obviando por su puesto, la concepción y alumbramiento, esto quiere decir que pueden darse conductas de madre en el hombre, ahora bien,  dado que  es  la cultura matríztica quien provee al niño  de conductas que propendan a valorar “ el respeto al otro, la colaboración, la  belleza del cuerpo, la armonía de lo natural “(El sentido de lo humano, pág. 56), de hecho la vida es una consecuencia natural de un encuentro en la convivencia del amar y el solícito acompañamiento de la madre al hijo desde el momento del nacer y de la conservación de la vida al alimentarlo de manera natural, evidencian  los fundamentos de la cultura matríztica en el hecho biológico del amor en lo humano.
Mientras la cultura patriarcal se conforma desde la esfera social en el  modo de vida que surge en la sociedad con la actividad pastoril, actividad ésta que al legitimarse va conformando relaciones antagónicas con la cultura matríztica, distorsionando el desarrollo del niño y su inserción en la vida adulta,  al pautarse su comportamiento desde las “exigencias autoritarias” del patriarca donde confianza y colaboración dejan de ser atributos del modo de vida, para pasar a con-vivir en espacios de tensión permanente generados por la lucha, la desconfianza y la competencia, que no es más que un correlato de la cultura patriarcal al propiciar  “…una cultura centrada en la apropiación” ya que “vivimos de la apropiación , y en ella aprendemos a querer, a desear y a necesitar cosas que nos son en lo fundamental superfluas, pero dependemos de ellas, de modo que si no se nos dan vivimos en la escasez, y aparece el stress en el miedo continuo de perder o no lograr acumular las posesiones que se desean obtener porque las posesiones se viven como fuentes de seguridad”. (ob cit pág.  )

En este contexto Maturana se aproxima a dar cuenta, desde lo cultural, de  unos de los procesos más relevantes de la conformación del capitalismo como fenómeno histórico, a la par que describe cómo se transforma el ser humano desde una cultura matríztica a una patriarcal.

Para Maturana el fundamento de lo social está en la biología del amor, en tanto las “relaciones sociales se ordenan desde la emoción y no desde la razón”, aun cuando “la razón de forma al hacer que el emocionar decide”(ob cit 47), al someter las relaciones humanas al control de la razón asumimos la apariencia como el mecanismo que va a justificar la metáfora de la no correspondencia de la responsabilidad de nuestros actos con nuestro hacer, todo en el marco de la cultura patriarcal, en las polaridades del proceso del vivir conservación/destrucción. La conservación se da en la medida que la convivencia se reconoce en la valoración y aceptación  del otro, dice Maturana, como legítimo otro, y eso sin duda es el fundamento de lo social, ahora bien esa valoración no es un hecho meramente declarativo sino que se expresa en el accionar de quien lo hace puesto en evidencia en el dominio de acciones de un observador, que puede ser uno mismo en el acto de “darse cuenta”, donde el acto de legitimar al otro en la convivencia esta precedido por la empatía y valoración de ese otro como un acto de amor.
Maturana niega en la naturaleza humana las relaciones basadas en la desconfianza y en la propia competencia, a las que contrapone la biología del amor como acto del emocionar que lo acompaña y precede en la acción del convivir societal, para observar cómo el hacer de la cotidianidad está lleno de acciones que dan por legítima la presencia del otro en la confianza del sí mismo y del otro con quien me relaciono, donde la confianza surge entonces como el elemento dominante de las relaciones humanas, de tal suerte que legitima la convivencia humana en la valoración del otro “como un legítimo otro en la convivencia con uno” y entonces individuos y relacionamiento en la convivencia legítima conforman un todo armónico en congruencia con el bien-estar biológico del vivir y el con-vivir.
 
Maturana en Putman, desde lo comunitario
2-Este planteamiento de Maturana, centrado en la confianza como valor social, se entrecruza con lo señalado por Robert Putman (2) [ Putman, Robert. “Para Hacer que la Democracia Funcione”. La experiencia italiana en descentralización administrativa. Editorial Galac. Caracas 1994. Pag. 333], cuando al estudiar el desarrollo histórico de las diferencias entre el norte y el sur de Italia,  encuentra entre sus fundamentos, que es el llamado capital social, representado por la confianza en el otro, las normas de reciprocidad existentes y las redes de compromiso cívico,  (ob cit pag 211-225), las que han sido “…desde hace mucho tiempo elemento(s) distintivo(s), que ha sostenido el dinamismo económico y el desempeño gubernamental”(pág. 217) en el entendido que muchas de las practicas cívicas nacidas al amparo de la cooperación y la solidaridad societal han sido convertidas en políticas públicas donde “La constante acumulación de capital social es una parte crucial de la historia que está detrás de los círculos virtuosos de la Italia cívica” (ob cit pag 217). Para Putman “Cualquier sociedad moderna o tradicional, autoritaria o democrática, feudal o capitalista, se caracteriza por redes, formales e informales, de comunicación e intercambio personal” (ob cit pag 22), éstas pueden integrase de manera horizontal o vertical, en tanto estén formadas por participantes con estatus y poder equivalente o distintos respectivamente, observándose generalmente mezcla de elementos en su composición, tanto jerárquicas como horizontales,  y fortaleciendo la capacidad de sus participantes en la cooperación por el bien común a partir de la confianza entre los mismos y sus flexibles relaciones de horizontalidad; incluso afirma el autor citado que “ El buen gobierno, en Italia no es un subproducto de la oración sino de los grupos musicales y de los clubes de futbol” (ob cit pag 224) al comprobar que los más devotos practicantes católicos (redes verticales, altamente jerarquizadas) son los que menos se ocupan de lo cívico, mientras que los miembros de los grupos horizontalmente ordenados como los clubes deportivos, asociaciones culturales, sindicatos y otros están “relacionados positivamente con el buen gobierno”, de allí que se asuma en el marco del desarrollo deseado de instituciones públicas efectivas, éstas están encarnadas en redes horizontales de comunidades cívicas construidas a partir de la confianza, la cooperación mutua de sus miembros y propensión igualitaria. Todo ello enmarcado en casi 1.000 años  de observancia de los fenómenos socio-políticos analizados, lo que permite afirmar Putman de manera contundente que “el contexto social y la historia condicionan profundamente la efectividad de las instituciones”(ob cit pag 33) 
4. - Encontramos así, evidencias en el plano  institucional, sobre lo que Maturana nos muestra desde el carácter biológico del individuo y su propensión primaria  a habitar en el amor y en la aceptación legítima del otro, cuyos fundamentos se focalizan en los procesos de socialización del ser humano desde su estructura familiar, donde tales atributos trascienden el marco personal o familiar para impactar en las distintas formas de lo organizacional , sean  éstas formas públicas (gobierno)  o privadas (empresas) dado que la dinámica social que lo impulsa acrecienta los niveles de cooperación, confianza, reciprocidad, compromiso cívico y bienestar colectivo (ob cit pag 225), generando mayores eficiencias en cada uno de los ámbitos institucionales que los contienen, vale decir, tanto en el Estado para la fijación de políticas públicas, como en el Mercado en la asignación de recursos (ob cit pag 232) todos ellos atributos en contracorriente a la competencia fundamentada en el egoísmo y en el lucro. 
 
Maturana en Marx: Acumulación originaria y apropiación.
Por otro lado, legitimado el acto de apropiación en el tránsito de la recolección al pastoreo, la dinámica social deviene en un proceso donde se incuban los gérmenes de la violencia por la apropiación del territorio y del producto por él generado, esta tesis del Dr Maturana va en la misma vía de lo planteado por Carlos Marx cuando da cuenta del proceso histórico donde el despojo y la apropiación del territorio se convierten en la base material para la acumulación originaria del capital (véase El Capital, Critica de la Economía Política, Tomo I, capitulo XXIV FCE. Bogotá 1977). No se trata aquí de considerar atributos únicamente de carácter cultural, sino que referimos a la apropiación de la  producción de excedentes , en el discurso de Marx asociado al problema de la propiedad cuya relevancia iniciática le confiere ser el “…punto de partida de la producción capitalista” donde “Esta acumulación originaria viene a desempeñar en economía política el mismo papel que desempeña en teología el pecado original”, por lo que, “La llamada acumulación originaria no es más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción”(ob cit pag 608), proceso y método crueles, inscritos en los anales de la historia a sangre y fuego, donde la explotación feudal se convirtió en explotación capitalista y se esclaviza al obrero al  despojar al campesino de sus medios de vida y se le declara “libre para que participe en el mercado de trabajo” sustraído de cualquier posibilidad de subsistencia si no fuera posible vender su fuerza de trabajo , es la Inglaterra del SXVI donde la lógica de acumulación del capital desplaza a los pequeños labradores , incluso contrariando leyes y decretos que amparaban las tierras de labranza contra la degradación del suelo que generaba el pastoreo, pretendiendo garantizar incluso el mayor numero de labriegos en calidad de propietarios para democratizar el acceso a la principal fuente de riqueza para la época como lo era la tierra, obligado así a subsistir por la “expropiación y desahucio parciales de la población campesina”(ob cit pag639),   no ya solo de sus medios de vida (tierras ocupadas por él, tierras comunales, bienes sociales, bosques, etc) , sino que también lo va a ser del productos de su trabajo cuando por retribución al mismo, reciba un equivalente al mínimo de subsistencia donde se instauraba la producción pero, para hacer nacer la condición del obrero como categoría, fue necesario arrasar pueblos y devastar a la población no solo del territorio sino también de las colonias, imposición que devino en mecanismos para evitar el crecimiento en el seno de la masa trabajadora para evitar mayores presiones por parte del lumpen en cuanto a las exigencias para su subsistencia, habiéndose registrado asesinatos en masa para regular el crecimiento de la población ( véase cap XXIV, ob cit).
 
Conclusiones y resultados.
El modo de vida que impone el capitalismo, en el discurso de Marx, o la cultura pastoril, en el discurso de Maturana, nos muestra dos ámbitos con relaciones complejas  de un mismo proceso, el ejemplo de Putman nos permite valorar los elementos culturales como relevantes en la construcción del desarrollo y por sus efectos positivos  en el con-vivir, pero a su vez el observar de la realidad nos dice que estos no son procesos concluidos, que la dinámica social no agotan los mecanismos de apropiación y menos aún el ejercicio de la violencia, sea esta institucional o privada, por lo tanto aparece de un modo recursivo sin los mismos elementos a apropiarse del pasado, pero sí en la misma lógica, solo que ahora es la vivienda y no la tierra y es el excedente económico en códigos financieros y no el valor del producto de manera directa.

BIBLIOGRAFÍA
Maturana, Humberto (1992). El sentido de lo humano. Santiago de Chile: Pedagógicas Chilenas
Marx, Karl (1977). El capital, critica de la economía política, Bogotá: Fondo de cultura económica.
 Putman, Robert (1994). Para hacer que la democracia funcione. La experiencia italiana en descentralización administrativa. Caracas: Editorial Galac.

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